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viernes, 2 de octubre de 2015

Cada dos por tres

Tus pies se deslizan por la autopista del destino, suavemente, y yo, muy torpe, y nerviosa, me choco con ellos cada dos por tres. La verdad es que  los pisaba poco gracias a que tus manos me guiaban, aunque a veces me ponía tensa el leve roce de ellas en mi espalda.

La música de fondo, sólo de fondo, y el compás de tres por cuatro, o de dos por tres, o vete a saber tú qué compás, ese que me marcabas con la mirada y yo reía y hacía como que entendía, sonando.

Siempre recuerdo que al final, terminábamos besándonos, y es que, bailar contigo, es como bailar un vals, desnudos, de vergüenza.