Él siempre estaba en otro planeta,
era un chico muy extraño,
tenía una voladora imaginación.
Ella siempre estaba imaginando,
era una chica muy soñadora,
vivía con mucha ilusión.
Ella y él un día se conocieron,
no sabían que se parecían
pese a su gran distinción.
Entre los dos algo en común nacía,
era lo que ella llamaba amor,
lo que él no conocía en su interior.
Él le dijo: perdón, voy a Marte,
Ella pensó; le perdono que vaya a amarme,
que me perdone él que lo haga yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario